El dadaísmo, más que construir un movimiento artístico concreto, trata de reflejar una disposición particular del espíritu, representa una negación intelectual violenta, un
acto extremo de anti dogmatismo, por lo
que se vale de cualquier medio para llevar adelante su batalla. Mas que la obra, es el gesto lo que interesa a
los dadaístas, gesto que va mas allá de los puros canales de expresión artística
para manifestarse en la política, en las
costumbres, en la misma sociedad, siempre que este gesto sea entendido
como provocación contra el
sentido común, la moral, la ley y cualquier normativa y ortodoxia. De Aquí que
el escándalo fuera el instrumento
preferido para hacer públicas sus acciones. El dadaísmo va mas allá del
puro significado o la simple noción de
un movimiento artístico para llegar
a proponer una forma de vivir. En el fondo, lo que desea su áspera polémica contra el arte y la
literatura, entendidos como valores eternos
del espíritu, es trasformar todo lo que llamamos poesía en acción. También
los dadaístas, mejor que nadie, tratan de unir estrechamente dos conceptos que andaban separados, arte y vida, y soldar cualquier
ruptura que pueda diferenciarlos.
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